La historia que quiero compartir hoy con vosotros aún no tiene escrito su final.
Nunca imaginé que mi pasión por los unicornios llenara de momentos tan increíbles mi vida.
¿Recordáis cuando regalé a mi sobrina My lovely unicorn?, un momento para guardar en el cajón de los tesoros, pero no el único.
Os cuento ahora cómo unos auriculares de unicornio me cambiaron el día.
Me gusta mucho evadirme del mundo en un café cercano a mi casa, es tranquilo, acogedor y tiene los mejores cupcakes que he probado nunca: de colores y con una decoración muy especial, seguro que podéis adivinar de qué…
Algún día os enseñaré cómo hacerlos.
Un martes cualquiera y en ese mismo café, disfrutaba de uno de esos cupcakes y una taza de té mientras revisaba mi correo electrónico.
Tenia puestos mis auriculares de unicornio que me aislaban del ruido de la gente que había a mi alrededor, dejándome escuchar mi música favorita con total nitidez.
Para mi, no solo es importante que unos auriculares tengan un bonito diseño de unicornios y luces led, también es imprescindible tener unos buenos cascos de calidad, con cancelación de ruido y que me garanticen un muy buen sonido, para escuchar con total claridad mi música preferida.
De pronto, algo me hizo levantar la mirada de mi teléfono. El chico sentado a dos mesas de distancia me miraba y sonreía.
Al principio pensé que sería hacia alguien que entraba por la puerta, pero algo tímido y un poco sonrojado, repitió el gesto varias veces.
No había duda. ¡Me miraba a mí!
Noté cómo yo también me empezaba a poner nerviosa y bajé los ojos hacia mi teléfono móvil.
Poco a poco, cada vez que levantaba la vista, lo miraba más.
Parecía un chico majo y también era guapete.
En un momento en que nuestras miradas se cruzaron, por enésima vez, se levantó y encaminó hacia mi mesa.
Según se acercaba podía notar mi corazón a punto de explotar y mi cara subiendo el nivel de color hasta el rojo fresa.
- Hola, me llamo Andrés. ¿Puedo sentarme?
- Hola- dije yo quitándome los cascos-. Sí, claro, déjame que mueva todas mis cosas. – Le dije mi nombre en tono nervioso, mientras guardaba mis auriculares de unicornio en su funda.
- Me encantan esos cascos, son muy divertidos, no paran de iluminarse. Y con su estuche a juego. Hay que tener mucha personalidad para llevarlos.
- Gracias, sí que son especiales para mí- respondí a trompicones, presa de los nervios.
- También tu cupcake tiene una decoración peculiar, me voy a arriesgar- dijo sonriendo– ¡eres una fan incondicional de los unicornios!
- Has dado en clavo, no lo puedo esconder, soy una unicornio-adicta.
Los dos nos reímos y empezamos una bonita conversación.
Así pasamos más de una hora, charlando y riendo, conociéndonos y viendo que el tiempo pasa muy deprisa cuando estás con alguien con quien conectas.
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Mi día había cambiado de normal a genial en unos minutos.
Unos auriculares de unicornio me dieron la oportunidad de conocer a Andrés, pero como os he dicho al principio…esta historia no ha escrito aún su final.
Continuará…
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